Desde Brasilia-DF, la capital de Brasil.
Muchos repetimos que la vida se compone de decisiones. Somos generosos en dar consejos, en el deseo de educar y enseñar a los demás, pero la mayoría de las personas fracasan cuando se trata de planificar y dirigir sus vidas. ¿Por qué pasó esto?
No tengo el don de prever el futuro. Sin embargo, hay algunas señales que la vida envía de que si aprende a comprenderlas, sin duda hará que su viaje sea menos laborioso y comprenderá tanto las razones del éxito como del fracaso.
Por ejemplo, todos los que aprenden a leer y escribir en su infancia, ¡sienten que han pasado por una verdadera revolución! Entonces, ¿por qué la gente odia rápidamente estas dos actividades? ¿Si desde hace más de 300 años el mundo y el Mercado Laboral se estructurarán para dar mejores oportunidades a los que más estudian, saben y tienen más títulos, entonces, aún sabiendo esto, hay tanto desprecio por la educación y por él enseño?
Por qué los estudiantes que saben más son objeto de tanto “bullying” y llegan a ser despreciados por las ruedas de los llamados “populares”. ¿Y por qué se adora y se admira a los ignorantes?
¿Por qué las familias destruyen a sus hijos y los envían a las escuelas como si fueran talleres de carrocería viejos? Y, ¿por qué el Estado a causa de sus alcaldes, gobernadores y presidentes es tan insensato, en descuidar la materia prima del desarrollo y el progreso?
La serie DIARIO DE BORDO, a través de cada una de las historias de las cinco protagonistas muestra claramente que el proceso de Educación y Enseñanza nos pone a prueba todos los días. Cuando digo que tal proceso nos pone a prueba, utilizo a propósito el pronombre “nosotros”, porque cuando leo cada palabra, frase, página de estas historias de vida, siento que las familias, la sociedad y el Estado, con raras excepciones, han fracasado en papel de los agentes activos de la educación y enseñanza.
¿Y qué hay de los estudiantes, agentes pasivo-activos de este proceso? El proceso de educación y enseñanza se hundió en el profundo pozo de la ignorancia y la ineficacia. Hay que incluir allí las estructuras físicas y remotas, porque los viejos problemas de la enseñanza presencial ya se trasladaron al aprendizaje a distancia, hace mucho.
La COVID-19 y la urgencia de la migración a plataformas remotas solo subrayaron la mediocridad de las estructuras físicas de escuelas, colegios y universidades sin laboratorios, con docentes mal pagados y mal capacitados. Salvo unos pocos, la mayoría lleva la mediocridad que adquirieron como estudiante. Este es un ciclo interminable porque es imposible obtener resultados diferentes haciendo lo mismo una y otra vez. ¡Mientras las familias, la sociedad y el Estado sigan despreciando la educación y la enseñanza como lo han hecho durante mucho tiempo, seremos como un perro mediocre que persigue su cola mediocre!
Los relatos de los protagonistas apuntan al fracaso de los estudiantes mediocres y también a la esperanza que aún podemos tener en algunos. Son innumerables los señales escondidos en este rompecabezas que la serie DIARIO DE BORDO nos permite armar y que deben ser enviados a cada alcalde, gobernador y presidente de la República, para ser remitidos a sus asesores especiales (ministros y secretarios de educación), para reflexionar y convocar a las familias y sociedad para volver a discutir nuestros caminos, sin la ideologización de la izquierda y la derecha políticas que ciega, pone a todos como tontos y hace desviar del camino correcto, ¡lo que sea! Conocimientos racionales, críticos y lógicos.
Mañana y martes le complacerá seguir los dos últimos capítulos de la serie DIARIO DE BORDO. Obviamente, dado que la vida está determinada por la voluntad individual, puedes leerla o no, pero estoy bastante seguro de que 1000 excusas para no leer son 1000 razones para fallar.
De antemano, me gustaría agradecer a la maestra Gevani Silva, la estudiante Sophia Bittencourt, la maestra de Francés y supervisora educativa Katia Silva, la consejera educativa y psicoanalista Kennya Fernandes y la directora de escuela pública Andreia Bombom Ferreira. Con esta pequeña muestra de semillas que arrojan ustedes en nuestro corazón, es posible soñar que algunas caerán en suelo fértil y, de ser así, la historia recordará a las generaciones futuras que el esfuerzo de quienes creen y trabajan por el Bien es válido.
Digo muchas gracias, una vez más, y hago pública de mi admiración y respeto por los buenos profesores, orientadores educativos, alumnos, supervisores educativos, coordinadores, directores y demás que están a cargo de la gestión escolar. A vosotros que cocináis en las escuelas públicas, para dar alivio a los estudiantes famintos, como lo fue Yo, cuando estudiaba en la antigua ESCUELA CLASE 03 de Núcleo Bandeira-DF, donde terminé mi primaria, y en el CEMNB, donde terminé mi bachillerato, escuelas públicas donde comencé mi andadura, digo gracias. A los recepcionistas, a los guardias y todos los que hoy se apodan “los dejados atrás” (left behind), digo ¡GRACIAS!
Gracias, mi querida e inolvidable maestra de Portugués, que me regaló dos libros (de José de Alencar y Mark Twain) para leer, cuando mis padres no tenían suficiente dinero para comprar los libros que necesitaba para estudiar. Ese fue el comienzo de mi viaje. ¡Todos ustedes son mis héroes!
No te pierdas el gran final de la serie DIARIO DE BORDO. ¡Mañana!